Silenciado por el régimen mediático que impone el Gobierno de Canarias con sus sustanciosas aportaciones (en muchos casos la única válvula de oxígeno que permite malvivir a muchos), pasa casi desapercibido uno de los mayores escándalos de la comunidad autónoma en los últimos años. El presidente Paulino Rivero ha decidido renunciar a parte de su personal más cualificado, reconocido internacionalmente, como es el del cuerpo de funcionarios adscritos al Instituto Tecnológico de Canarias (ITC).(Ver noticia)
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